miércoles, 20 de marzo de 2013

IRA DIVINA, Y SALVACIÓN DIVINA


Devocional # 53    20-Marzo-2013


Ira Divina,  y SALVACIÓN Divina

Salmo 38:                 Dice el dicho: Hasta que el pecado sepa amargo, Cristo será dulce, en este Salmo lo vemos cumplido

1 Señor, no me reprendas en tu enojo; ¡no me castigues en tu ira! 2 Tus flechas se han clavado en mí; ¡sobre mí has dejado caer tu mano! 3 Por causa de tu enojo, nada sano hay en mi cuerpo; por causa de mi maldad, no hay paz en mis huesos. 4 Mi pecado pesa sobre mi cabeza; ¡es una carga que ya no puedo soportar! 5 Por causa de mi locura, mis heridas supuran y apestan. 6 Estoy abrumado, totalmente abatido; ¡todo el tiempo ando afligido! 7 La espalda me arde sin cesar; ¡no hay nada sano en todo mi cuerpo! 8 Me siento débil y en gran manera agobiado; ¡mis quejas son las de un corazón atribulado! 9 Señor, tú conoces todos mis deseos; mis anhelos no te son ocultos. 10 Mi corazón se agita, me faltan fuerzas,
y hasta mis ojos se van apagando. 11 Mis mejores amigos se alejan de mis males; ¡hasta mis parientes se apartan de mí! 12 Hay quienes conspiran contra mi vida; buscan mi mal y tratan de arruinarme. ¡Todo el tiempo hacen planes contra mí! 13 Pero yo cierro los oídos, y no los oigo; finjo ser mudo y no abro la boca. 14 Soy como los que no oyen ni profieren ningún reproche. 15 Señor, yo confío en ti; ¡tú, Señor mi Dios, responderás por mí! 16 Tan sólo pido que no se alegren de mí; ¡que no se burlen de mí, si acaso caigo! 17 En realidad, estoy a punto de caer, y mi dolor no me abandona. 18 Por eso, voy a confesar mi maldad; pues me pesa haber pecado. 19 Mis enemigos están sanos y fuertes; aumentan los que me odian sin razón.  20 Los que me pagan mal por bien me atacan porque prefiero hacer lo bueno. 21 Señor, ¡no me abandones! Dios mío, ¡no te alejes de mí! 22 Señor, mi salvador, ¡ven pronto en mi ayuda!


El primer versículo y los dos últimos resumen el tema y la maravilla de este Salmo. Cuando el Señor está ofendido, y se avecinan su furor (furia explosiva) y su ira (enojo ardiente) (1) y sus flechas empiezan a volar (2), es al mismo Señor a quien apelamos pidiendo su presencia, su cercanía (21), su socorro y salvación (22). Sólo la aprobación del Señor puede salvarnos de su desaprobación. Si hubo alguna vez un Salmo diseñado para prevenirnos del pecado exponiendo sus consecuencias, es éste. El pecado ofende al Señor y pone una carga sobre el pecador, reemplaza el bienestar por heridas, induce la depresión, dolores físicos y agitación del corazón (1–8). Entristece y debilita, nos aísla de nuestros amigos e incita enemistad (9–12); nos deja sin excusa (13, 14). Pero no cierra la puerta a la oración ni nos excluye del arrepentimiento (15–18).

9-12 Aunque la oración no se pueda articular por la opresión del pecado cometido, hay un volverse al Señor. 9 Señor, “El Soberano”, El Señor “declara su poder soberano pero principalmente mostrando misericordia y compasión”.

21, 22 El nombre del Señor del pacto, el Dios personal  y el Señor soberano se juntan en esta apelación final. El Señor que se presentó en Egipto porque sabía del dolor y tristeza de su pueblo no ha cambiado: El Dios que se dejó conocer y tener una relación personal con cada uno de nosotros nunca será desleal a esa relación; el Dios soberano salvará.
1 Juan 1: 8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. 10 Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
1 Juan 2: 1 Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo.



Bendiciones
Pbro. Gilberto Flores Elizondo
Pastor de la Iglesia: Camino Verdad y Vida
Iglesia Nacional Presbiteriana
tel: (81) 8352 6165

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martes, 12 de marzo de 2013

La solución está en los secretos designios divinos sobre la humanidad


Devocional # 52    12-Marzo-2013
La solución está en los secretos designios divinos sobre la humanidad

Salmo 37      
Pongo el enlace del Salmo 37 para su lectura

1 No te impacientes a causa de los malignos ni tengas envidia de los malhechores, 2 porque como la hierba serán pronto cortados y como la hierba verde se secarán. 3 Confía en Jehová y haz el bien; habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad. 4 Deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón. 5 Encomienda a Jehová tu camino, confía en él y él hará.


Este salmo es acróstico y trata sobre los secretos caminos de la Providencia de Dios en la vida de los hombres. Los justos despreciados no comprenden por qué prosperan los impíos en esta vida, mientras que ellos se consumen en la incomprensión y el ostracismo en la sociedad. Es el mismo problema planteado por el libro de Job. La solución está en los secretos designios divinos sobre la humanidad, pues aunque de momento parece que los impíos prosperan, en realidad, los justos serán los que al fin saldrán victoriosos y reconocidos en su virtud. El estilo se asemeja en parte a las reflexiones del libro de los Proverbios, — el salmista, se limita a poner una idea tras otra más o menos conexas entre sí, pero lógicas dentro del tema general del salmo: los justos al fin prosperarán, mientras que los impíos serán desenraizados de la tierra.

El tema principal se expresa en el v. 1; es una respuesta a la indignación de los justos por la prosperidad de los malos (cf. paralelos con los Salmos. 36, 49 y 73).

Hoy también es común la tentación de pensar que a Dios no le interesa lo que sucede en la vida cotidiana de uno, o que Dios no hace diferencia entre los justos y los impíos, pues estos a menudo prosperan más que los justos. La solución que da el salmista es confiar en la justicia de Dios, pues la prosperidad de los impíos es efímera; al fin Dios enderezará las cosas, hará justicia.

El Salmo es un desafío para mirar a Dios y la bendición de confiar y obedecer a él en vez de mirar la acción de los malvados y actuar acorde con ellos.

A veces el creyente es atraído por el aparente éxito de gente sin escrúpulos; otras veces sencillamente se enoja contra Dios o solamente dentro de sí mismo. La palabra te impacientes significa “calentarse” o “estar enojado”. El salmista exhorta al justo a no enojarse; no hace falta porque Dios hará justicia. Además, como dice Santiago 1:20: La ira del hombre no lleva a cabo la justicia de Dios.

Los vv. 3-7 dan el énfasis positivo; no hay que pensar tanto en las dificultades sino en Dios. Nótense los imperativos: confía, deléitate, encomienda, calla. El creyente debe ejercitar su fe, depositando y “arrollando” (encomienda, v. 5, es “arrolla”) echad toda su ansiedad sobre Dios, porque Él tiene cuidado de nosotros (1 Pedro 5:7). Tierra (v. 3) es la Tierra Prometida. Apaciéntate de la verdad (v. 3) puede tomarse como “seguir” o “interesarse en” la verdad, es decir, ser fiel; o puede hablar más de “vivir tranquilo” porque descansa en la fidelidad de Dios. El v. 3 indica, como lo hace toda la Biblia, que la fe y la obediencia van juntas.

Deléitate en Jehová (v. 4) es el secreto del contentamiento y madurez cristianos. Y ¡qué promesa! Si uno vive la primera parte, sus anhelos estarán acordes con la voluntad de Dios.

Y él hará (v. 5). Dios hará todo. Nos enseña cómo preservar nuestras mentes en tranquilidad en medio de ansiedades, peligros y ríos de problemas. “Arrollar” todo sobre él es la esencia de la fe. Los cristianos no somos fatalistas. La Biblia enseña que Dios actúa en respuesta a la oración con fe; cambia las cosas, las situaciones, las personas; no sólo al que ora.

Nos dice Jesús:
Juan 16:33  Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.  En el mundo tendréis aflicción,  pero confiad,  yo he vencido al mundo. 




Bendiciones
Pbro. Gilberto Flores Elizondo
Pastor de la Iglesia: Camino Verdad y Vida
Iglesia Nacional Presbiteriana
tel: (81) 8352 6165

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