jueves, 27 de septiembre de 2012

CONFIANZA EN SITUACIÓN DE ANGUSTIA


Devocional # 37      27 de septiembre 2012

Salmos 31
CONFIANZA EN SITUACIÓN DE ANGUSTIA

1 Señor, yo confío en ti; no permitas nunca que sea yo avergonzado. ¡Ponme a salvo, pues tú eres justo! 2 ¡Inclínate a escucharme! ¡Ven pronto en mi ayuda! ¡Sé tú mi roca fuerte, la fortaleza que me salve!
3 Ciertamente, tú eres mi roca y mi castillo; guíame; encamíname por causa de tu nombre. 4 Sácame de la red que me han tendido, pues tú eres mi refugio. 5 En tus manos encomiendo mi espíritu; ¡ponme a salvo, Señor, Dios de la verdad! 6 Señor, yo confío en ti, pero odio a los que adoran ídolos huecos. 7 Yo me lleno de alegría por tu misericordia, pues tú has tomado en cuenta mi aflicción y conoces las angustias de mi alma. 8 No me has puesto en manos de mi adversario; más bien, me has plantado en lugares amplios. 9 Ten misericordia de mí, Señor, porque estoy muy angustiado. Mis ojos se consumen de tristeza, lo mismo que mi alma y todo mi ser. 10 Mi vida se va consumiendo de dolor; mis años transcurren en medio de suspiros. La maldad acaba con mis fuerzas, y hasta mis huesos se van debilitando.
11 Todos mis enemigos se burlan de mí, y más aún mis vecinos; ¡soy el hazmerreír de mis conocidos! Los que me ven en la calle, huyen de mí. 12 Me han olvidado, como a los muertos; hasta parezco una vasija hecha pedazos. 13 Puedo oír cómo muchos me calumnian: «¡Hay terror por todas partes!», y mientras tanto, todos conspiran contra mí y hacen planes para matarme. ¡Sólo piensan quitarme la vida! 14 Señor, yo confío en ti, y declaro que tú eres mi Dios. 15 Mi vida está en tus manos; ¡líbrame de mis enemigos y perseguidores! 16 ¡Haz brillar tu rostro sobre este siervo tuyo! ¡Sálvame, por tu misericordia!
17 Señor, no permitas que sea yo avergonzado, porque a ti te he invocado. ¡Que sean avergonzados los impíos! ¡Qué enmudezcan en el sepulcro! 18 ¡Que sean silenciados los labios mentirosos, esos que hablan mal del hombre honrado y lo tratan con soberbia y desprecio! 19 ¡Cuán grande es tu bondad, la cual reservas para los que en ti confían! ¡Delante de todos la manifiestas a los que en ti buscan refugio!
20 En lo más recóndito de tu presencia los pones a salvo de la maldad humana; les das refugio en tu tabernáculo; ¡los pones a salvo de las malas lenguas! 21 ¡Bendito seas, Señor! ¡Grande ha sido tu misericordia por mí! ¡Me pusiste en una ciudad fortificada! 22 En mi angustia llegué a pensar que me habías apartado de tu vista, pero tú escuchaste mi voz suplicante en el momento en que a ti clamé.
23 Ustedes, fieles del Señor, ¡ámenlo! El Señor cuida de quienes le son fieles, pero a los que actúan guiados por la soberbia les da el castigo que merecen. 24 Ustedes, los que esperan en el Señor, ¡esfuércense, y cobren ánimo!


Este Salmo es una petición personal expresando la confianza del salmista en el Señor en cuya salvación él espera. El clamor del salmista es desesperado. Hombres idólatras (vers. 6) le han llevado a las puertas de la muerte (vers. 9, 10).

La conspiración es tan poderosa que algunos de sus amigos le abandonan (vers. 11). Es como un vaso roto (vers. 12) y en su aflicción le ha invadido la desesperación pensando que Dios se ha olvidado de él (vers. 22). Sin embargo, se vuelve a Dios ofreciendo una de las oraciones más poderosas y personales que encontramos en el salterio.

El Salmo tiene tres estrofas: 1) Comienza con una expresión inicial de confianza (vers. 1-8); 2) continúa con un lamento (vers. 9-18); 3) concluye con un himno de alabanza a Dios quien ha escuchado el clamor de ayuda (vers. 19-24). La nota de confianza personal es aparente en cada estrofa. La primera estrofa consiste de confianza (vers. 1-4) y gozo (vers. 5-8). En el centro de la estrofa el autor confiesa su seguridad al orar en tu mano encomiendo mi espíritu (vers. 5).

La segunda estrofa consiste de una descripción de la situación (vers. 9-13), un verso central expresando confianza en el Señor (vers. 14) y una petición de ayuda (vers. 15-18).

La tercera estrofa consiste de ciertos elementos himnológicos (vers. 19-21), una conclusión al lamento personal del Salmo (vers. 22) y un apéndice llamando a los fieles a resistir con valentía las pruebas (vers. 23, 24).

El Salmo tipifica proféticamente la pasión de Cristo: rodeado de una poderosa y malvada conspiración (Sal 22:7-8, 12-18), sus amigos esparcidos (cp. Mr. 14:27) y al borde de la muerte, El exclamó En tus manos encomiendo mi espíritu (vers. 5, Lc 23:46).


Qué mejor enseñanza para nosotros; Encomendar nuestra vida al Señor en cada momento de nuestra vida.


Bendiciones
Pbro. Gilberto Flores Elizondo
Pastor de la Iglesia: Camino Verdad y Vida
Iglesia Nacional Presbiteriana
tel: (81) 8352 6165

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viernes, 14 de septiembre de 2012

Acción de gracias por haber sido librado de la muerte


Devocional # 36      14 de septiembre 2012

Salmos 30
Acción de gracias por haber sido librado de la muerte
1 Te alabo, Señor, porque me has salvado; porque no dejaste que mis enemigos  se burlaran de mí. 2 Mi Señor y Dios, te pedí ayuda, y tú me sanaste; 3 tú, Señor, me devolviste la vida; ¡me libraste de caer en el sepulcro! 4 Ustedes, pueblo fiel del Señor, ¡canten salmos y alaben su santo nombre! 5 Su enojo dura sólo un momento, pero su bondad dura toda la vida. Tal vez lloremos durante la noche, pero en la mañana saltaremos de alegría. 6 En mi prosperidad llegué a pensar que nunca conocería la derrota. 7 Y es que tú, Señor, con tu bondad, me mantenías firme como un baluarte. Pero me diste la espalda, y quedé aterrado. 8 A ti, Señor, seguiré clamando, y jamás dejaré de suplicarte. 9 ¿Qué ganas con que yo muera, con que baje yo al sepulcro? ¿Acaso el polvo podrá alabarte? ¿Acaso el polvo proclamará tu verdad? 10 ¡Escúchame, Señor, y tenme compasión! ¡Nunca dejes, Señor, de ayudarme! 11 Tú cambias mis lágrimas en danza; me quitas la tristeza y me rodeas de alegría, 12 para que cante salmos a tu gloria. Señor, mi Dios: ¡no puedo quedarme callado! siempre te daré gracias!

El Salmo 30 Es un himno público de gratitud, alabando a Dios por ser librado de la muerte. El rey David fue librado de una situación que amenazaba su vida como resultado de una actitud de no depender de Dios (vers. 6). Conforme al título en hebreo, el Salmo se cantó en la dedicación del templo.  

El Salmo hace referencia a la gran plaga que afligió a la nación por razón del pecado de David al hacer el censo del pueblo (1 Cr 21:1-22:1). En esa ocasión el corazón del rey se enorgulleció y en su prosperidad él confió en el poderío de su ejército (1 Cr 21:1-7). Dios entonces envió una horrible plaga (1 Cr 21:8-17). Las siguientes alusiones parecen apropiadas a este respecto: su prosperidad material la ve como el pecado de soberbia y lo lleva a no depender de Dios (vers. 6), y la consecuencia es ser afligido por el Señor (vers. 7), se siente llegar hasta la muerte y suplica a Dios en oración por salvación (vers. 2, 8-10).

8–12 Peligro mortal: Oración contestada y alabanza como respuesta. Invocaré … suplicaré son los verbos de presente de indicativo, “seguí invocando … seguí suplicando”; misericordia: “gracia” (también 10). Dado que David sentía que moría fuera del favor de Dios (9, cf. 5, 7) no tenía esperanza de eternidad (cf. 73:24). Pero la única manera de ser salvado en esas condiciones es correr hacia Dios y orar pidiendo gracia que se expresará en alabanza y transformación (11), gozo interior y un verdadero sentido de una relación permanente con Dios (Dios mío … para siempre) (12).

Este salmo fue escrito por David para ser usado en la dedicación del templo para el cual se preparó (1 Cr 22:2-26:32), planificó (1 Cr 28) y proveyó materiales (1 Cr 29:1-20), pero que su hijo Salomón construyó (1 R 8:63).

David invocó, siguió invocando la Gracia de Dios, la Gracia perfecta de Dios es Cristo, al cual debemos correr en busca de socorro.



Bendiciones
Pbro. Gilberto Flores Elizondo
Pastor de la Iglesia: Camino Verdad y Vida
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tel: (81) 8352 6165

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martes, 4 de septiembre de 2012

Gloria al Señor por su poder


Devocional # 35      4 de septiembre 2012


Salmos 29
Gloria al Señor por su poder
1 ¡Rindan al Señor, seres celestiales; rindan al Señor la gloria y el poder! 2 ¡Ríndanle la gloria digna de su nombre! ¡Adoren al Señor en su santuario hermoso! 3 La voz del Señor resuena sobre las aguas. El Dios de la gloria hace oír su voz. El Señor está sobre las muchas aguas. 4 La voz del Señor es potente. La voz del Señor es majestuosa. 5 La voz del Señor desgaja los cedros; ¡el Señor desgaja los cedros del Líbano! 6 ¡Su voz hace que los montes Líbano y Sirión salten como becerros, como búfalos pequeños! 7 La voz del Señor lanza llamas de fuego. 8 La voz del Señor hace temblar al desierto; el Señor hace temblar al desierto de Cades. 9 La voz del Señor desgaja las encinas y deja los árboles sin hojas, mientras en su templo todos proclaman su gloria. 10 El Señor es el rey eterno; ¡él ocupa su trono sobre las aguas! 11 El Señor infunde poder a su pueblo y lo bendice con la paz.

1. Llamado a la adoración, vv. 1, 2

Rindan al Señor... ...Ríndanle la gloria digna de su nombre. No damos a otro la gloria. En aquel entonces la tentación era dar crédito a Baal y participar en los ritos paganos de los vecinos cananeos; hoy día la tentación es dar honor a la tecnología y a los logros del hombre, dar la gloria a nosotros mismos en lugar de a Dios. Hemos de darle toda la gloria digna de su nombre.


Podemos ver un doble contexto del himno, en todo lo que ve el salmista David del porqué dar la gloria a Dios. Algunos lo llaman “el salmo de siete truenos” porque “voz de Jehová” aparece siete veces y se refiere al trueno en una tormenta. El salmista fue motivado por una gran tormenta que llegó del Mediterráneo (v. 3), pasó a las montañas del Líbano (v. 6) y luego a lugares más desérticos al este o al sur (v. 8).

Pero en esta época posmoderna tendemos a dar culto y gloria al hombre “exitoso” en los diferentes campos, tecnología, intelecto, incluso en lo espiritual y decimos como los corintios yo soy de Pablo o yo soy de... (Algún personaje moderno) 1 Corintios 1: 12.

Este poder que nos muestra el salmista es el porqué de rendirle la gloria y ese mismo poder es el que nos dice el Apóstol Pablo que Dios usó primero para decir que se haga la luz y ese mismo poder lo usó para que brillara Cristo en nuestras vidas.

2 Corintios 4: 6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas surgiera la luz,  es quien brilló en nuestros corazones para que se revelara el conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo.

Romanos 11: 33 ¡Qué profundas son las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos! 34 Porque ¿quién ha entendido la mente del Señor? ¿O quién ha sido su consejero? 35 ¿O quién le dio a él primero, para que él tenga que devolverlo? 36 Ciertamente, todas las cosas son de él, y por él, y para él. ¡A él sea la gloria por siempre! Amén.



Bendiciones
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