Devocional #
38 8 de octubre 2012
Acción de gracias por el perdón recibido
Salmo
32
1 Dichoso aquél cuyo pecado es
perdonado, y cuya maldad queda absuelta. 2 Dichoso
aquel a quien el Señor ya no acusa de impiedad, y en el que no hay engaño. 3 Mientras callé, mis huesos
envejecieron, pues todo el día me quejaba. 4 De día y de noche me hiciste
padecer; mi lozanía se volvió aridez de verano. 5 Te confesé mi pecado; no oculté
mi maldad. Me dije: «Confesaré al Señor mi rebeldía», y tú perdonaste la maldad
de mi pecado. 6 Por eso, todos tus fieles
orarán a ti mientras puedas ser hallado. Aunque sufran una gran inundación, las
aguas no los alcanzarán. 7 ¡Tú
eres mi refugio! ¡Tú me libras de la angustia! ¡Tú me rodeas con cánticos de
libertad! 8 «Yo te voy a hacer que
entiendas. Voy a enseñarte el camino que debes seguir, y no voy a quitarte los
ojos de encima. 9 No seas como los caballos ni
como las mulas, que no quieren obedecer, y que hay que sujetarlos con la brida
y el freno, pues de lo contrario no se acercan a su amo.» 10 Al
malvado le esperan muchas aflicciones, pero la misericordia del Señor acompaña
a todos los que confían en él. 11 Ustedes,
los hombres justos, ¡alégrense y regocíjense en el Señor! Y ustedes, los de
recto corazón, ¡canten todos llenos de alegría!
El Salmo se
considera realmente un himno de acción de gracias por el perdón ya recibido;
además incluye instrucción al estilo sapiencial (vv. 1, 2, 9, 10).
Este era el salmo
favorito de Agustín, y Lutero lo llamaba un salmo paulino. Ciertamente el gozo
verdadero es estar en comunión con Dios. No hay nada más terrible que tener a
Dios como enemigo, pero casi todo el mundo prefiere no pensar en el juicio de
Dios. Así viven en un letargo fatal. No reconocen que Dios les ama y que su primer
acto de mostrar amor es proveerles el perdón de sus pecados, si se humillan y
se entregan a Él.
El salmista usa
tres palabras para pecado en estos dos versículos: transgresión (pesha),
“rebelión”; pecado (jata?), “errar el blanco”; e iniquidad (von)
“maldad”, “culpa”. Las usa como sinónimos, lo que es típico del paralelismo en
la poesía hebrea, pero a la vez cada uno agrega un aspecto distinto para cubrir
todo lo que es pecado.
Como el párrafo da
tres palabras para el pecado, también da tres explicaciones del perdón: perdonado,
cubierto y no atribuye iniquidad. El ser humano no debe intentar
cubrir su pecado, pero Dios sí lo puede cubrir con la sangre de su sacrificio
expiatorio. Esta verdad, con el hecho de no atribuir iniquidad presenta la
misma verdad que Pablo explica como la justificación (Rom_4:6-8; también 2Co_5:19).
Según el NT el que
cree en Cristo Jesús es justificado por la fe, es decir, ya Dios no le atribuye
iniquidad, lo declara justificado, sin culpa delante de él.
El párrafo predica
un doble mensaje: una advertencia a los que no reconocen su necesidad de
perdón, y un consuelo y base de confianza al que ha recibido el perdón de Dios.
Así la frase en cuyo espíritu no hay engaño también tiene doble
aplicación, pues, para el primero, debe saber que no puede engañar a Dios,
tiene que ser sincero; el arrepentimiento no puede ser a medias. Y para el
segundo, el secreto de la transparencia en la vida es saber que está perdonado
y que Dios no le atribuye iniquidad. Todo creyente en Jesucristo debe
saber esto.
Estos dos
versículos muestran la lucha interna que sufre cualquier ser humano que ha
pecado, sea creyente o no. Pero aquí es claro que el salmista había conocido la
comunión con Dios, pero aquella dulce comunión había sido rota por algún
pecado. Por cierto el no creyente a menudo es insensible a su condición perdida
y no siente tanto la falta de comunión con Dios.
Mientras callé (v. 3). Callarse
cuando uno debe confesar puede ser engaño (v. 2). No vale la pena postergar la
confesión y el arrepentimiento. El pecado es como una serpiente; cuando uno la
cubre la mantiene caliente para que pueda picar y herir más fuerte, inyectando
más veneno de maldad. Un creyente que ha conocido la paz y la comunión con Dios
siempre estará triste e inquieto cuando está rota esta comunión, pues el
Espíritu Santo que mora adentro estará redarguyéndole.
Que el Espíritu
Santo nos redarguya a hacer lo correcto delante de Cristo que es el que vino a
cubrir con la sangre de su sacrificio expiatorio nuestro pecado y declararnos
justos delante de Él.
Bendito
sea el por los siglos ¡Amén!
Bendiciones
Pbro.
Gilberto Flores Elizondo
Pastor
de la Iglesia: Camino Verdad y Vida
Iglesia
Nacional Presbiteriana
tel:
(81) 8352 6165
o
web
site: www.inpcaminoverdadyvida.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario