viernes, 2 de abril de 2010

Las Siete Palabras

1.) Luc. 23:34. Padre Perdónalos porque no saben lo que hacen.
2.) Luc. 23:43. De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
3.) Jn. 19: 27. Mujer, he ahí tu hijo.
4.) Mt. 27:46. "Dios mío, Dios mío, ¿Porqué me has desamparado?.
5.) Jn. 19:29. ¡Tengo sed!
6.) Jn. 19:30. ¡Consumado es!
7.) Luc. 23:46. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Un día como hoy, pero hace 2010 años aproximadamente, suceden estos hechos que ahora recordamos, se cumplen las promesas que vienen anunciándose en todo el AT, en forma precisa y exacta, lo dicho por la ley, los salmos y los profetas, el día del Señor vendrá.

En esta celebración que conocemos como la Semana de la Pasión de Cristo, el día del sufrimiento más grande y significativo que se haya hecho por cada uno de los llamados escogidos de Dios, como nos lo plasma el Apóstol Juan con el versículo más conocido por nosotros:

Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito, para todo aquel que en Él cree, no se pierda mas tenga vida eterna”.

Marcos nos dice:

Marcos 15:25 Era la hora tercera cuando le crucificaron

Era sumamente conveniente que cada Palabra de nuestro Señor en la cruz, fuera reunida y preservara, así como ningún hueso Suyo sería quebrado, así ni una sola Palabra que Él dijera se perdería. El Espíritu Santo tuvo especial cuidado de que cada una de las expresiones sagradas fueran registradas convenientemente.

Estas Palabras no son una tradición que nos llegó, sino un registro perfectamente planeado por Dios, son siete Palabras, el número perfecto en plenitud; este número se combina, el tres de la Trinidad Infinita, con el cuatro perfecto de la creación (cuatro puntos cardinales), forman un siete perfecto, como en todo lo demás, nuestro Señor, fue la perfección misma en su muerte.


Hombres reflexivos a través de los siglos, a los cuales debemos acudir, les han extraído una serie de riquezas clasificándolas así en diferentes grupos y diversos encabezados, pero a mí me ha impactado especialmente dos maneras de ver las últimas palabras de nuestro Señor las cuales describo aquí en forma de doctrinas:

Voy a hacer breve cada palabra y concentrarme en una sola que creo que es la que puede encerrar la pasión plena de Cristo.

1. “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” Luc. 23:24
A). Aquí tenemos la doctrina del perdón del pecados, aún clavado en la cruz nos muestra que es Dios mismo y recalca su misión a través del perdón gratuito. Ese perdón en respuesta a la súplica del Salvado a su Padre, ministerio que vimos que le causaba muchas burlas por parte de las autoridades eclesiásticas de ese momento, ministerio que cumplió hasta y con su muerte.

B). y aún después de su muerte, sigue intercediendo como abogado por sus hijos, “pues si alguno hubiera pecado, abogado tenemos para con el Padre a Jesucristo”.



2. “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” Luc. 23: 43
A). Aquí tenemos la seguridad del creyente, a la hora de su partida hacia dónde va, y su admisión instantánea a la presencia de su Señor la doctrina que le llamamos, La Perseverancia de los santos. Golpe directo al corazón del purgatorio.
Que privilegio para este ladrón que el Señor mismo le dijera, “hoy estarás conmigo en el paraíso”.

B). También podemos ver al Señor con el poder de un Rey, abriendo Él mismo la puerta del paraíso, Él tiene las llaves, El mismo tiene el Cetro, ese cetro que se le prometió a Judá que lo tendría mientras llegaba el dueño (Génesis 49:10), el dueño del Cetro, el dueño de la llave, abriendo el paraíso para que este vulgar ladrón (ahora hijo de Dios) entrara y también entrara a todo aquel a quien Él atrajera hacia Él.


3. “Mujer, he ahí tu hijo” Juan 19:27
A). Esto manifiesta claramente la propia humanidad de Cristo, muestra la naturaleza humana de Jesús. Quien hasta el final reconoció su relación humana con María, de quien nació. Sin embargo, su lenguaje nos enseña a no adorarla a ella, pues la llama; “mujer”, y nos lleva a honrarlo a Él solamente, que en su más terrible agonía pensó en las necesidades y aflicciones de su madre, así como piensa en cada miembro de su pueblo, ya que ellos son su madre y sus hermano y sus hermana.

B). Aquí vemos al Hijo del hombre preocupándose por su afligida madre con la ternura de un hijo. En la Palabra anterior, cuando abrió el paraíso, vemos al Hijo de Dios en su naturaleza divina; ahora ven a Aquel que fue cierta y verdaderamente nacido de una mujer y sometido a la ley; y bajo la ley lo ven todavía, pues honra a Su madre y se preocupa por ella en su muerte.


4. “Eloi, Eloi, ¿Lama sabacatani?”, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Mateo 27: 46

A). Ilustra el castigo soportado por nuestro Sustituto, cuando cargó con nuestros pecados y fue así desamparado por su Dios. Ninguna exposición puede revelarnos la agudeza de esta frase: es penetrante como la propia hoja y la punta de la lanza que atravesó su costado.

B). Aquí en esta Palabra vemos su alma humana en angustia, Su íntimo corazón sobrecogido por la retirada del rostro de Jehová, y siendo conducido a clamar como sumido en la perplejidad y en el asombro. Muestra hasta donde Él se entregó por nosotros, “Dio a Su Hijo, lo entregó”, hasta el abandono completo de su Padre por tanto pecado que cargaba en ese momento. Nos dice Isaías: Porque Un Niño nos es nacido, (parte humana), Hijo nos es dado (parte Divina). Lo dio hasta donde Jesús se sintió en pleno abandono, así es como Dio a su Hijo Unigénito. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”




5. “Tengo sed”, Juan 19:29

A). Esta es la Palabra más corta, pero no por eso le falta significado, Él que se decía ser la fuente de ríos de agua viva, ahora condesciende con nosotros para sentir la desesperación de tomar agua, aquel que le dijo a la mujer samaritana si tu bebes del agua que yo te doy no tendrás sed jamás, ahora tiene sed, el Señor de las fuentes y del abismos, aquél que dio de beber al pueblo en el desierto a través de la roca, no tiene una sola gota de agua para beber, “Tengo sed”.

¿Qué grande amor le condujo a una condescendencia como esa?, “De tal manera amó Dios al mundo”

B). Podemos ver su cuerpo mortal atormentado por un penoso dolor. La carne mortal tuvo que participar en la agonía del espíritu interior. “Tengo sed”, mostrando así plena identidad con nosotros, Lo Divino con lo humano.

6. “Consumado es” Juan 19:30
A). Ahí tenemos la completa justificación del creyente, puesto que la obra por la cual es aceptado, está realizada plenamente. Se ve al Salvador perfecto, al capitán de nuestra salvación que ha completado el cometido asumido, que terminó con la transgresión, que puso fin al pecado y que trajo la justicia eterna.

B). ¡Consumado es! en esta expresión muestra que Jesucristo, está consciente de que para cada episodio de la redención (y no solo esto, sino para cada episodio que ocurre en la historia), hay un momento determinado en el decreto eterno de Dios, y no solo pensaba en su muerte; sino en la consumación total de su ministerio terrenal: muerte, resurrección, ascensión y coronación; “Consumado es”, se refiere al plan salvífico consumado, terminado, en otras ocasiones se refiere como; no había llegado mi hora, pero ahora ya llegó. Esta hora es el momento de la crisis; es la hora del cumplimiento de las promesas; la hora de cumplir las profecías, tipologías y símbolos, es la hora del triunfo sobre el maligno; la hora de descartar la antigua dispensación e iniciar la nueva.

Consumado es; es el cumplimiento del día del Señor vendrá, en aquel día dice el Señor, cuando llegue el dueño del trono se le dijo a Judá, “Consumado”, a David se le dijo, un hijo tuyo siempre se sentará en tu trono, “Consumado”, aquél plan que se trazó desde antes de la fundación del mundo, “Consumado”, el Rey llegó, el Mesías cumplió su propósito. ¡Consumado es!

Regreso en un momento a esta palabra; “Consumado es”

7. “Padre, en tus mando encomiendo mi espíritu” Lucas 23:46

A). En este clamor hay reconciliación para con Dios. Aquel que estuvo en nuestro lugar, había completado toda su obra y ahora su espíritu regresa al Padre y nos lleva con Él. Podemos ver que cada Palabra nos enseña alguna doctrina fundamental de nuestra bendita fe. Como dijera Juan en Apocalipsis: “El tiene oídos para oír, oiga”.

B). Al llevarnos con Él al Padre, quedamos en las manos del Padre, por lo que nada ni nadie nos arrancará de su mano.



Regreso a la palabra anterior; ¡Consumado es!

Estoy convencido que la ha dicho para el Padre pero también para la Iglesia para consuelo de su Iglesia:
Ninguna Palabra dicha por nuestro Señor ha sido para la Iglesia excepto esta,
No puedo creer que cuando estaba agonizando dejara sin ninguna palabra a Su Esposa por la cual murió:

“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, se refiere a los pecadores, no a los santos.
“De cierto de digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso”, se lo dijo a ladrón penitente.
“Mujer, he ahí tu hijo”, es para María.
“Padre, Padre, porqué me has desamparado” al igual que “Tengo sed” son palabras que vemos como se siente él mismo.
“En tus manos encomiendo mi espíritu” es para el Padre.

Pero el Señor debe tener una Palabra para su pueblo, para su Iglesia; “Consumado es”, mi redimida, “Consumado es”, mi bien amada esposa, “Consumado es”, por ti viene a entregarme, “Consumado es”, por ti hice todo esto, ya terminé mi obra amada mía.

Juan lo dice en Apocalipsis: “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”.

¡Amados hermanos, Dios está muy complacido con Cristo, y en Él, con nosotros!, no hay nada que quede pendiente, ni una jota ni una tilde, pues Cristo lo ha cumplido todo.

Cuando estoy orando y veo todo esto, me gusta decirle a mi Padre Celestial, mira Tú Hijo, ¿no es perfecto?, mira Tu Hijo, ¿no es hermoso?, ¿no te delitas en Él?, a Señor si me miras y te sientes hastiado de mi, mejor podrías reconfortarte mirando mejor a tu amado Hijo, y deléitate en Él.

• Consolémonos, “Consumado es”; nos indica que la redención de la Iglesia de Cristo se ha perfeccionado.
• No hay hipoteca, no hay letritas pequeñas.
• Aquellos quienes Cristo compró con su sangre, hemos sido exonerados para siempre de los cargos en nuestra contra. Hemos sido hechos perfectos para siempre, con un solo sacrificio.
• Todas esas gravosas deudas que nos habrían hundido hasta lo más profundo del infierno, con la palabra, “Consumado es”, han sido solventadas.
• “Consumado es” nos lleva a presentarnos “Confiadamente ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y Gracia para el oportuno socorro”.

Aquél compromiso perfecto que mostró Cristo, nos lleva a entregarnos todo a Él.

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