Devocional # 13
19 de marzo 2012
Salmos
9:1 Te
alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; Contaré todas tus maravillas.
2 Me alegraré y me regocijaré en ti;
Cantaré a tu nombre, oh Altísimo... 4
Porque has mantenido mi derecho y mi causa. Te has sentado en el trono
juzgando con justicia... 10 En
ti confiarán los que conocen tu nombre, Por cuanto tú, oh Jehová, no
desamparaste a los que te buscaron. 11
Cantad a Jehová, que habita en Sion; Publicad entre los pueblos sus
obras. 12 Porque el que demanda la sangre
se acordó de ellos; No se olvidó del clamor de los afligidos. 13 Ten misericordia de mí, Jehová; Mira
mi aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen, Tú que me
levantas de las puertas de la muerte, 14
Para que cuente yo todas tus alabanzas En las puertas de la hija de Sion,
Y me goce en tu salvación.
Recomiendo
que se lea los Salmos 9 y 10 completos, no los he puesto aquí para obviar
espacio, aquí está el enlace:
Aunque el salmista está en dificultades (v.
13) alaba a Dios, no sólo con los labios sino “con todo su corazón”. No es
fácil alabar a Dios cuando uno está siendo atacado por el enemigo. El
salmista lo hace porque Dios es el centro de su vida. Este es el secreto
para evitar la “idolatría” de cualquier tipo. Fijarse en las maravillas
que Dios ha hecho evoca adoración del corazón del creyente.
Altísimo (v. 2) es un nombre antiguo de Dios
que enfatiza su señorío sobre todo. Además de adorarle por lo que ha hecho, el
salmista le adora por lo que es, y toda esta adoración es gozosa.
El v. 4 introduce el tema principal, el
justo juicio de Dios, y vemos la presencia de Dios en la vida de los hombres.
Muchos piensan que Dios es frío, alejado,
vengativo, si no fuera que Cristo se interpusiera. Lástima que el hombre tenga
tan mal concepto del mensaje bíblico. Vemos en la historia que Dios es un Dios
que está al pendiente de todo el universo, de cada persona, sean sus hijos o
no, gobernando, permitiendo algunas situaciones en contra de su universo y en
contra de sus hijos. Pero a su tiempo ejercerá su justo juicio.
Has defendido (v. 4): Los
derechos de los justos serán atacados, pero Dios es el que los defenderá.
Al meditar en lo que Dios ha hecho, el
salmista explota en un nuevo grito de confianza. El refugio o fortaleza es el
lugar de seguridad cuando vienen ataques de los enemigos. Dios es tal refugio
para los angustiados.
¿Quiénes encuentran este refugio? (v. 10)
Los que buscan, y conocen, y confían en Dios. El salmista sabe por su
propia experiencia que Dios es fiel, no los abandona.
Parece que a menudo el juicio de Dios tarda
mucho, pues los impíos prosperan, pero los salmistas nunca dudan de los justos
juicios de Dios.
El salmista ha ocupado casi todo el Salmo
alabando a Dios y hablando de sus maravillas; ahora vuelve a su necesidad inmediata:
que Dios intervenga y que le dé la victoria en la batalla. Así clama a Dios
usando imperativos, ¡Levántate! … Infúndeles pánico. El salmista
no “tuerce el brazo de Dios” ni le quiere manipular; sabe que Dios quiere dar
la victoria sobre sus enemigos, pues son los enemigos de Dios. Dios quiere que
sus hijos le pidan.
En esta época de impunidad y de
indefensión; sepamos al igual que el salmista que Dios está en prefecto control
de nuestras vidas y que sigue siendo nuestro refugio, y nos está defendiendo, tengamos
como centro de nuestra vida a Cristo y unámonos a la oración del salmista
David, ¡Levántate Jehová...Sean juzgadas las naciones, pon temor en ellos!
Bendiciones
Pbro.
Gilberto Flores Elizondo
Pastor
de la Iglesia: Camino Verdad y Vida
Iglesia
Nacional Presbiteriana
tel:
(81) 8352 6165
o
web
site: www.inpcaminoverdadyvida.org
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