viernes, 5 de agosto de 2011

Nunca más te llamarán Desamparada


Devocional # 41                  05 agosto 2011

Nunca más te llamarán Desamparada. Isaías 62:4

Desamparada es una palabra triste. Suena como cuando las campanas repican cuando pasa un muerto. Es el recuerdo de las penas más amargas y el presagio de males espantosos.

Un abismo de miseria se abre en esta palabra «desamparada». ¡Desamparado por quien empeñó su palabra! ¡Desamparado de un amigo probado y en quien hemos confiado! ¡Desamparado de un pariente querido! ¡Desamparado de un padre, de una madre!

¡Desamparado de todos! ¡Terrible desgracia! Y, sin embargo, puede ser tolerada con paciencia si el Señor e nuestro Padre.

Pero ¿qué gran desastre será verse desamparado de Dios? Piensa en aquel grito, el más amargo de todos: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»

¿Hemos gustado el sabor amargo de la yerba y la hiel de haber sido así desamparados? Roguemos a nuestro Señor que no incurramos nuevamente en tan indecible angustia. ¡Qué esta oscuridad no vuelva jamás! Alguien dijo en cierta ocasión a un siervo de Dios: «Dios lo ha dejado; perseguid y tomadle». Pero Dios hará que nuestros crueles enemigos se equivoquen o que guarden silencio.

Todo lo contrario es esta magnífica palabra «Hephzibah», «porque el amor de Jehová será en ti». Esto cambia el llanto en alegría. Los que creían estar desamparados,
oigan lo que dice el Señor: «No te desampararé ni te dejaré» Josué 1:5 y Hebreos 13:5. “Alabado seas Señor por tus promesas”.


Bendiciones

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