Año 7- Devocional # 2
18-abril-2016
Leer Génesis
15: 1-17 http://biblia.com/bible/nblh/Gn15.1-18
Génesis
15:17 Y sucedió que puesto el sol, y ya
oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por
entre los animales divididos.
18 En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram,
diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el
río grande, el río Eufrates;
Siguiendo con
el tema del devocional anterior: Desde
el principio hasta el fin, la vida cristiana es obra de Dios
Uno de los pasajes que mejor nos enseña que
desde el comienzo hasta el fin de nuestra vida cristiana es obra de Dios, es
Génesis 15:1-17, donde está descrito el pacto que Dios hizo con Abraham.
¿Qué estaba sucediendo? Es difícil entender
este pasaje sin tener un poco de historia. En los días de Abraham, cuando había
dos reyes y querían hacer un pacto de no agresión, ellos tomaban animales, así
como Dios pidió a Abraham que hiciera, tomaban animales y los partían, los
destrozaban y ponían parte del cuerpo aquí y parte del cuerpo acá y así hacían
con varios animales. Era algo un poco grotesco, no era muy bonito, pero tenía
un propósito. Resulta que estos dos reyes que iban a hacer pacto de no
agresión, se paseaban entre los animales muertos y uno le decía al otro: “Te
juro que jamás voy a atacarte, incluso si te encuentras en apuros y alguien te
ataca voy a venir a socorrerte, voy a ser tu aliado”. Aquí no sólo vamos a
hacer un pacto de no agresión, sino un pacto de ayuda mutua, y un rey así juraba
al otro y el otro entonces respondía: “De la misma forma te juro que nunca voy
a cruzar tu frontera para atacarte. Nunca voy a cruzar tu frontera enojado, y
si cruzo, es solamente para ayudar o porque tú me has invitado”. Ahora viene el
aspecto de los animales muertos que incluía la maldición.
Los animales muertos
representaban una maldición y decían lo siguiente: “Si no guardo este juramento, este pacto
que solemnemente estoy haciendo en tu presencia, si no cumplo todo lo que estoy
prometiendo, que yo sea como estos animales que han sido destrozados, que así
se haga conmigo, por no cumplir con mi parte del pacto” Así juraban el uno al
otro, pues era la costumbre de ese tiempo.
Cuando Dios viene a Abraham le dice: “Mira,
voy a hacer un pacto contigo. Anda y busca unos animales y pártelos a la
mitad”. Abraham sabía exactamente lo que estaba sucediendo. Sabía porque era
parte de la cultura de ese tiempo. Después que él partió los animales, mientras
esperaba a que oscureciera, vinieron las aves de rapiña. Así como nosotros,
como seres humanos, tenemos que sentirnos útiles, él no se sentó sin hacer
nada, él se puso de espantapájaros. Ahí está Abraham ahuyentando a los pájaros
de rapiña que venían. Él tenía que sentirse activo y útil, tenía que sentirse
que él estaba haciendo algo.
La gracia de Dios
nos demuestra que nuestro valor personal no es en nuestro ministerio. Nuestro
valor personal no es en nuestras actividades ni en nuestros logros. Nuestro
valor radica en el amor de Dios. El valor que nosotros adquirimos de nuestros logros
es un valor insignificante con el valor que tenemos en Cristo Jesús. Aquí vemos
a Abraham tratando de ser útil, ahuyentando a los pájaros para sentirse con
valor.
¿Qué es lo que hace Dios? Se acuerdan de
Adán y Eva, cuando Eva todavía no existía y Dios hace algo muy especial. Dios
le presenta a su mujer, a Eva. Nos dice Génesis que Dios hizo caer a Adán en un
profundo sueño. Me gustaría haber estado allí. Me gustaría haber visto la
reacción de Adán cuando vio a Eva por primera vez. Creo que sus ojos se le
pusieron cuadrados. Quedó con la boca abierta. ¡Qué maravilla! ¡Mira lo que
Dios ha hecho! ¡Ella es para mí! Bueno, algo similar sucedió aquí, sólo que es
con otro propósito. Es un hecho que nosotros siempre queremos meternos y entremeternos
en la obra de Dios. Nosotros queremos participar en lo que Dios está haciendo
para que nos sintamos útiles, sentimos que el resultado de lo que Dios ha hecho
de alguna forma me da mérito. Realmente deseo recibir el aplauso por lo que
Dios hizo en mi vida. Hay algo de eso en cada persona, en mí, en ti, en todos
nosotros.
Ahí vemos a Abraham de espantapájaros
haciendo lo que se le ocurre cuando Dios no le dijo que hiciera eso, es algo
que siempre queremos hacer, ayudarle a Dios con nuestras muy buenas
“estrategias y planes”, queremos llevarnos parte de la “honra”. No sabemos esperar en nuestro buen Dios.
Dios dice: “Si yo no intervengo, se va a pasear conmigo entre los animales y va
a jurar que él va a cumplir el pacto”. Eso no es posible, porque Abraham no es
capaz de cumplir ese pacto.
En el versículo 1 del capítulo 17 de
Génesis, encontramos lo siguiente: “Era
Abraham de edad de 99 años cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios
Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto”. Sé perfecto.
No hay forma alguna que Abraham pudiera
cumplir con el pacto que pide la perfección. Dios sabía que Abraham se iba a
entrometer a menos que Él interviniera. Solamente
Dios puede pasearse entre los animales para cumplir con todos los requisitos del
pacto el cual Abraham va a recibir por fe…….. quedamos en continuación para la
siguiente semana, Saludos a todos…
Bendiciones
Pbro. Gilberto Flores Elizondo
Pastor de la Iglesia: Camino Verdad y Vida
Iglesia Nacional Presbiteriana
Tel: (81) 8352 6165
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