martes, 4 de agosto de 2015

El evangelio es también para los cristianos

Año 6- Devocional # 12   4-agosto-2015

El evangelio es también para los cristianos
Corintios 1:29-31; Efesios 2:8-9
Seguimos con el libro, “Viviendo en el poder del Evangelio”  de Jerry Cross

Los fariseos son el contraste de la obra cumbre de Dios, la obra de la redención. Ellos son la obra cumbre del ser humano al intentar vivir la vida cristiana por esfuerzo humano. Los fariseos de hoy generalmente no se encuentran en las cárceles. Generalmente se encuentran en las iglesias. Más bien voy a decir que nos encontramos en las iglesias, porque cuando miro un espejo, veo un fariseo en recuperación. Por la gracia y misericordia de Dios soy un fariseo en recuperación.

Aquí nuestro propósito es ver que el evangelio es el medio de la justificación, es decir, es el momento de nacer de nuevo para el inconverso, y en ese momento es justificado delante de Dios, por la sangre preciosa de Cristo. Es a través del evangelio que todos fuimos justificados, pero es también el medio de la santificación para el creyente. La Santificación no es de una forma y la Justificación de otra. Nuestro crecimiento espiritual depende tanto de la obra de Dios en nuestra vida ahora, como ese instante cuando aceptamos por primera vez la obra perfecta de nuestro Señor Jesucristo en nuestra vida.

Les invito a abrir su Biblia en 1ª Corintios 1:30-31. También, en el versículo anterior, para ver el contexto: “A fin de que nadie se jacte en su presencia (en la presencia de Dios). Más por Él (es decir, por Dios) estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual (Cristo) nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación (eso sucede en el momento que somos salvos, somos declarados absolutamente perfectos y justos delante de Dios, pero luego dice), santificación (ese es el proceso de nuestra vida) y redención (que es todo el paquete); para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor”.

En efecto, dice que de principio a fin (tanto la santificación como la justificación), toda la vida cristiana es obra de Dios. Es por eso que el justo por la fe vivirá. Fe, es la mano del mendigo extendida a Dios para recibir sus Promesas, para recibir lo que Él ha hecho a nuestro favor y sea una realidad en lo más profundo de nuestro ser. Lo que Cristo compró en la cruz. El Espíritu Santo aplica lo que Cristo compró en la cruz, y lo hace una realidad cada día, más y más. Aún a la lectura de la palabra de Dios, hay que aplicarle el Evangelio, porque a la lectura de la palabra de Dios se tiene que añadir fe. Si no estás leyendo con fe, mejor deja de leer un instante. Inclina tu rostro delante de Dios y dile: Dios, dame el don de la fe. O di: tengo fe pero ayuda a mi incredulidad. Ayúdame a creerte más. Debemos reconocer que hasta la fe es obra del Espíritu Santo en nuestra vida.

Así dice Efesios 2: 8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, que es don de Dios (está diciendo que la fe es don de Dios); no por obras, para que nadie se gloríe”. Cada aspecto del evangelio y de nuestra Salvación es un regalo de Dios que no merecemos, y no podemos producir por esfuerzo propio. Colosenses 2:6 “Así como habéis recibido al Señor Jesucristo, así andad en Él”. Es el mismo evangelio que nos salvó, que transforma la vida del cristiano diariamente. Aplicamos el evangelio a todas las áreas de nuestra vida. Es el evangelio que nos transforma a diario.

El evangelio es depender diariamente de Cristo, es depender diariamente de la obra de Dios en nuestras vidas. Cuando nosotros estamos mirando a Cristo cuando hay transformación como nos dice 2ª Corintios 3:18 que con cara descubierta, vemos la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria, a la misma  imagen por el Espíritu del Señor. Al hablar del evangelio, estamos hablando de Cristo, estamos hablando de aceptar lo que Él ha hecho y está haciendo en nuestra vida diaria por fe, aunque no lo merecemos, Dios a través del Evangelio nos transforma.

Seguiremos con este tema….



Bendiciones
Pbro. Gilberto Flores Elizondo
Pastor de la Iglesia: Camino Verdad y Vida
Iglesia Nacional Presbiteriana
Tel: (81) 8352 6165

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