miércoles, 16 de junio de 2010

El Arrepentimiento

Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis.
Ezequiel 20:43


Cuando el Señor nos recibe y gozamos de su favor, de su paz y seguridad, nos conduce al arrepentimiento de nuestros pecados y de nuestra mala conducta para con nuestro
bondadoso Dios. El arrepentimiento es tan valioso que bien podemos calificarlo de diamante de primerísima calidad, el cual bondadosamente es prometido al pueblo de Dios como la consecuencia más santificadora de la salvación. A quien se perdona, también da el perdón, y no de su «corazón amargo», sino de entre las «hojuelas con miel que recibió de Dios», con el cual alimenta a su pueblo.

El mejor modo de ablandar un corazón de piedra es poseer el sentimiento del perdón, comprado con sangre, y de una misericordia inmerecida.

¿Somos duros de corazón? Pensemos en la alianza de su amor y dejaremos el pecado, lo lamentaremos y llegaremos a aborrecerlo; más aún, nos sentiremos confundidos
por haber pecado contra el amor infinito de Dios.

Acerquémonos a Dios, para arrepentirnos de nuestro pecado y volvernos a Él. ¡Ojalá pudiéramos gozar de la dulzura de una tristeza santa! ¡Cuán aliviados quedaríamos si nos fuera dado derramar torrentes de lágrimas por nuestro pecado, nos llevará al arrepentimiento!

BENDICIONES

No hay comentarios:

Publicar un comentario