martes, 22 de marzo de 2011

Somos Piedras Vivas

1Pedro 2:
4  Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
5  vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
6  Por lo cual también contiene la Escritura:  He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado.
7  Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon,  Ha venido a ser la cabeza del ángulo;
8  y:  Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.


La metáfora entretejida en la tela de este pasaje es la de un edificio, en el que Cristo es la piedra angular y nosotros, sus hijos, somos las piedras vivas que forman el edificio. (El apóstol Pablo usa esta misma imagen en Efesios 2.19-22).

Cada vez que alguien es llamado por el Espíritu Santo a confiar en Cristo como Salvador, otra piedra sale de la cantera del pecado y es ajustada en la casa espiritual que Él construye mediante la obra del Espíritu Santo. Y el meticuloso supervisor de la construcción es Cristo, que es el contratista de este edificio eterno.

Somos piedras vivas, edificados como casa espiritual. Hay un gran proyecto de construcción a través del tiempo mientras Cristo construye su familia. Se llama “ekklesia” los que somos apartados de la masa de la humanidad para convertirnos en una parte especial de la familia eterna de Dios. Hemos sido elegidos, seleccionados, llamados a ser cristianos seguidores de Cristo.

Nos ha sacado de la cantera del pecado y nos está cincelando, moldeando y definitivamente colocándonos en el lugar destinado. Somos parte del proyecto de construcción del Señor. Dios es el perfecto arquitecto, cada piedra es colocada exactamente en el lugar para la cual fue diseñada.  Jamás olvidemos esto, sobre todo en los días negros, somos piedras vivas en una casa espiritual.

Seguiremos con este pasaje en el siguiente devocional.

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